Fue el último gran espectáculo del Festival Verano Porteño, ante una verdadera multitud de coreó gran cantidad de temas se presentó don Fito Páez en el escenario de la Ciudad Cultural Konex con una puesta visual muy sobria, sin efectos especiales, sin luces de efectos, casi de entrecasa, como queriendo mostrarse como lo que es en verdad, un transparente, diáfano, claro y sincero personaje de las artes de la argentina, Fito y su banda con un Gonzalo Aloras que se constituye día a día en una fuerte muralla sonora con su guitarra en la que se apoya como tecladista Fito.
Qué cantó? Pues todo su repertorio, o casi todo. Como invitada especial sobre el final del show subió al escenario doña Fabi Cantilo como si estuvieran en un pub, con tranquilidad cantó con Fito “Nada es para siempre” como presagio de que ese hermoso show terminaría pronto.

Gente de todas las edades entre el público presente, y la presencia de muchos notables que no quisieron perderse detalles del show, entre los que se contaban don Emmanuel Horvilleur, Julieta Ortega e Iván González.

Desde el principio don Fito puso toda la “carne al asador” con su “Hay que salir al Sol” con toda su banda “a full” y cuando interpretó “Mariposas en Technicolor” hizo bailar hasta a la más inerte “momia petrificada”, con sus pegadizas melodías plagadas de colores y con su simpatía sin igual.

El que les escribe estas líneas les confiesa que rara vez un artista le hizo sentir su vibración desde el escenario y esa vibración hecha emoción en él volvió hacia ese mismo artista en un ida y vuelta, en una química que produce don Páez quien deja “la vida” sobre el escenario, diciéndole a quien quiera escucharlo, lo visceral que es mostrándole su tarjeta de presentación que es nada más y nada menos que su arte.

Cuando finalizó el recital, me dije ... de tal palo, tal astilla ... y si de genios se trata no por nada el ídolo máximo y referente de don Fito Páez es ese “monstruo sagrado del rock nacional” llamado Charly García.